Presentes en los Premios Literarios Ana Frank

El Grupo B de CFI Básico recibió su diploma en la premiación por su participación en el concurso literario organizado por el Centro Cultural Ana Frank

Instituto Armonía felicita a los estudiantes por su dedicación, compromiso y esfuerzo. ¡¡Felicitamos a los jóvenes ganadores!!

Te compartimos el texto presentado, ¡Esperamos que lo disfrutes!

El encuentro con Ana Frank

Era 1943 mi amigo Franco y yo nos encontrábamos recorriendo una oficina antigua. De repente comenzamos a escuchar murmullos, aunque no había nadie. Entonces Franco dijo en voz alta ¿Quién está ahí?, repitió varias veces, pero nadie contestó. Estábamos tan desorientados que hasta pensamos que había espíritus o fantasmas en aquel lugar. Yo estaba tan asustada que me acurruque en un rincón. Y de repente una puerta escondida se abrió detrás de mí, tropezándome por una escalera. Mi siguiente recuerdo fue escuchar una voz desconocida diciéndome “¡Depertate!” Abrí los ojos lentamente… tenía miedo, estaba en un lugar muy extraño. Entonces grite “¿¡Donde estoy!?”.

Una joven morocha, con ojos grandes, vestida como cuando yo era chica y me disfrazaba con la ropa de mi abuela, me miraba con curiosidad. Empezó a hacerme muchas preguntas “¿Quién sos? ¿De dónde venís? ¿por qué estas vestida así? ¿Sos alemana?”. Yo muy confundida, respondí con otras preguntas “¿Quién sos vos? ¿Y mi amigo Franco donde está? ¡¡¡No entiendo nada!!!”.

Al rato la reconocí era ¡Ana Frank! Comenzamos a hablar y conocernos, sin entender como Franco y yo habíamos viajado en el tiempo desde 2022 hasta 1943. Ana nos contó cómo estaba viviendo, lo angustioso que era saber que en cualquier momento los alemanes podían descubrirlos.

Luego de conversar un rato, Franco y yo decidimos tomar “cartas en el asunto”. Entonces ideamos un plan para que Ana y su familia pudieran escaparse.

El plan consistía en transformar la familia de Ana en una familia alemana. Para esto necesitábamos: ropa de una familia alemana, cambiar el “look” y documentos falsos. Lo más difícil sería convencer a los padres de Ana a no usar la estrella de David y cambiarla por la cruz esvástica, símbolo de los Nazis.

Franco y yo comenzamos a salir al mundo exterior para conseguir lo necesario para llevar a cabo el plan. Durante un mes de sudor y trabajo estuvimos saliendo y entrando del escondite, esquivando a los miembros de la Gestapo. Pusimos en riesgo nuestra vida, pero valió la pena el esfuerzo.

Ya teniendo todo lo necesario, reunimos a la familia de Ana para organizar el plan escape. Decidimos que el mejor día para realizarlo sería un domingo, ya que los alemanes estaban menos activos. Lo realizaríamos durante el mediodía para no llamar la atención.

Llegó el día D, estábamos todos muy nerviosos, ansiosos y emocionados. En un gran silencio nos dirigimos hacia la puerta de entrada, mi corazón latía muy rápido, mi boca estaba tan seca, me temblaba todo el cuerpo.

Muy confiada y decidida abrí la puerta hacia la liberación y me encontré con algo inesperado… ¡Un ejército de soldados, con sus fusiles nos miraban…!

Me desperté gritando “¡¡¡Nooooooooooo!!!”

¡Todo había sido un sueño, aunque pareció muy real!

Unos días después conversé con mi abuela acerca de este sueño. Hablamos un largo rato sobre la guerra… entendí que la memoria sirve para reflexionar sobre la historia y así aprender de ella.

FIN.